Como tratar la corrosión eficazmente

El hierro y el acero se oxidan nada más salir del horno de fundición. Una vez expuestos a los caprichos de la intemperie, las puertas metálicas, las vallas y los muebles de jardín también sufren los efectos de la corrosión.

Para controlar esta oxidación inevitable, presentamos en detalle las razones de la aparición del óxido, así como los tratamientos anticorrosión.

La corrosión, más conocida como "óxido", es el resultado de una reacción electroquímica en la que entran en juego cuatro factores esenciales:

  1. Los ánodos (cargas positivas).
  2. Cátodos (cargas negativas).
  3. La humedad, que favorece la electrólisis entre ánodos y cátodos.
  4. El aire ambiental, que proporciona el oxígeno necesario para la formación de óxidos y, por tanto, para la corrosión. 

Si a algunas personas les gusta este aspecto oxidado, probablemente quiera evitar la corrosión que está atacando los herrajes, las puertas del garaje, los muebles, las vigas, etc. Si la batalla no es fácil, algunos productos anticorrosivos pueden retrasar o incluso detener esta problemática.

Pinturas antioxidantes convencionales

Sea cual sea la calidad de los pigmentos utilizados en la composición de estas pinturas anticorrosivas, los resultados no suelen estar a la altura. ¿La razón? En realidad, estas pinturas sólo cubren las superficies fácilmente accesibles. Debido a su viscosidad, no penetran profundamente en el metal sano. Así que sólo pueden hacer su trabajo parcialmente. 

Además, cuando se aplica a superficies porosas, una capa de pintura antioxidante atrapa el aire y la humedad entre ella y el metal sano. Como resultado, la corrosión se desarrolla rápidamente en esta zona. El óxido aparecerá después de que la película de pintura que lo cubría se haya roto y agrietado. Esto se conoce como "picadura". 

Para evitar al máximo este riesgo de reaparición de picaduras, es imprescindible: preparar cuidadosamente la superficie a tratar contra la corrosión mediante procesos mecánicos como el chorro de arena, el granallado, el lijado, el raspado, el cepillado de alambre, etc. Estas operaciones no garantizan un éxito del 100% en la superación del efecto corrosivo sobre sus metales. Llevará mucho tiempo y, en última instancia, será costoso. 

Tratamientos químicos contra la corrosión 

Con ellos, el objetivo es doble:

  1.  Preparar la superficie a tratar eliminando el óxido y todo lo que cubra el metal sano subyacente (aceite, grasa, etc.).
  2. Provocar la formación de una sal organometálica que proporcionará la capa inicial de protección.

Los productos anticorrosivos utilizados para este tratamiento químico se denominan comúnmente "pasivadores". Se basan esencialmente en ácido fosfórico o crómico. Durante dicho tratamiento, la dificultad radica en el control preciso de las diferentes etapas de la reacción química que se provoca:

● La evaluación previa de la dosis adaptada al tratamiento (relación ácido/óxido).

● El grado de ataque del metal por los ácidos.

● La uniformidad de la capa protectora deseada.

● La neutralización final de la superficie.

En procesos industriales es posible realizar estas diferentes operaciones. Esto requiere, en cualquier caso, una importante infraestructura. En una obra, esto plantea problemas muy complejos. Es cierto que es posible eliminar la corrosión de una superficie químicamente. Evitar el ataque innecesario al metal sano y estabilizar una superficie mientras se protege es mucho más difícil.

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